jueves, 5 de junio de 2014

El amor en tiempos de alergia

Estaba otra vez a punto de cagarla. Ibamos en bici, él pedaleaba y yo iba en el caño, totalmente incómoda pero increíblemente feliz. En momentos como ese que se exceden en ternura decido salir de mi, elevarme o distanciarme unos metros del cuadro y sacar una foto que luego archivo en mi registro de instantes mágicos, para luego recordarlos con alegría o con llanto si sé que no podré repetirlos.
Esa semana había sido una de las más húmedas de Rosario, no es que chequeara ni llevara registro del pronóstico sino que mi lumbalgia me avisa con leves o agudas puntadas el porcentaje de humedad del día. Esa tarde era del ochenta o noventa por ciento, y si bien él se molestaba en esquivar los pozos, a veces arriesgándonos a que nos pisara un auto, yo mantenía mis invisibles abdominales duros para que los adoquines coloniales de la manzana del teatro El Circulo no me dejaran sin espalda ni culo.
Como estaba fresquito los dos ibamos algo encurvados, como para apaciguar el viento y él, por la cercanía, me hablaba al oído. Yo le respondía siempre mirando al frente, sabía que un mínimo giro me encontraría ya en su mejilla y no daba. En verdad si daba, pero no quería facilitarle tanto el trabajo. Al menos en ese momento.
Doblamos en una cuadra minada en plátanos. Intenté advertírselo pero venía tan entusiasmado contándome algo que no quise interrumpir con una boludez. Ya estábamos ahí, en la manzana de la alergia. Llámenle sugestión o como sea pero enseguida empecé a sentir todos los sintomas: el lagrimeo, los mocos flojos, la picazón y todos las ganas de estornudar del mundo.

Es curioso cómo se forma el estornudo desde lo más profundo de nuestras entrañas y comienza a subir hasta el cableado que una vez supuse que tenemos en la nariz. Mi cara ya comenzaba a desfigurarse. Por suerte yo seguía firme mirando al frente o, mejor dicho, con el rostro hacia adelante. Mi ojos ya estaban cerrados, mi boca comenzaba a abrirse en ese gesto horrible e incontrolable y el cosquilleo era tan fuerte que no pude siquiera intentar reprimirlo. Él seguía hablándome como si nada, como si el estornudo del siglo a milímetros de su cara y en su bici no estuviese por suceder. Pero si sucedió, y no fue un tierno 'achís!', porque nunca me salió hacerlo así. Fue, en cambio, un grandioso: 'AAAA CHÁAAA!' lo que despedí y que nos despidió de la bicisenda, de la bici y del momento romántico para mi archivo. Como sabía que no podría detenerlo, por respeto decidí hacerlo hacia un costado, el opuesto a su rostro, claro. Sólo que no controlé la fuerza para desviarlo y usé todo mi cuerpo para darle dirección. Fue así que terminamos cayendo cómica y patéticamente hacia el cordón desde donde me dijo : '¿Posta estornudás así?.


lunes, 2 de junio de 2014

Acá tenés la flor de loto

Ahora que pegó esta cuestión del misticismo y todos hablan de las vibras y la energía como quien habla del clima, el resto, la resaca de esa gente en la que me incluyo, por rechazo al mundo de hadas de Cris Morena nos alejamos cada vez más. No es que  me haya vuelto escéptica, cada tanto me clavo un librito de autoayuda medio encubierto que hable de ley de atracción y esas cosas pero me jode que se haya banalizado tanto. Igualmente uno elige con quien juntarse y puede alejarse de las personas en ese mambo si resulta molesto, el problema es cuando esas personas son las de tu entorno y no da para cortarte.
Fui mucho tiempo a un psicólogo transpersonal, de esos con los que hacés terapia como con cualquier analista pero le agrega unas jipeadas: meditación, musicoterapia, flores de bach y otras yerbas. Me encantaba, porque no era sólo descargarme y salir a la calle y volver a enloquecer; me iba en otra frecuencia. Ivan era y es lo más, porque si bien es un tipo súper instruído que me hacía esas preguntas que te desencajan y  hacen re-pensar todo, yo podía tratarlo tranquilamente de 'boludo' y putear a gusto y piacere.
Ivan vive de dar cursos, seminarios y otros talleres de cosas jipi (percusion, yoga, rebirthing, reiki) pero no se come el papel de Sidharta urbano como muchos otros falsos gurus que curran por amor a la guita. Me lo demostró varias veces que necesité verlo y no tenía un peso para pagarle: 'No importa, después arreglamos eso, si vos necesitás venir, te venís y punto; el dinero es secundario', dijo y me conquistó.
Tipos como él hay muy pocos y los que abundan son los wannabe y falsos profetas. Más ahora que está de moda ser vegano no sólo por los animales sino también por salud pero clavarte un cartón por finde. Rarísima esa visión, no comen azúcar blanca pero los otros polvitos están más que permitidos. Y es ahí, cuando los cruzo a los nuevos místicos que se me infla un poquito la vena. Porque suele tratarse de chabones y minitas que viven escupiendo veneno para todos lados pero de pronto pareciera que ven la luz y se les agranda el índice y no paran de apuntar y juzgarte. No quiero sonar a Stamateas -que me parece un gil perseguido de la vida- pero es súper peligroso, si uno no es bicho, el cinismo que algunos cargan que puede manipularte e incluso cambiar los hechos en tu cabeza para hacerte sentir un moco bien verde, esos que te salen cuando ya estás enfermísimo, al horno. Te acorralan con acusaciones e insultos enmascarados hasta llegar a donde saben que uno puede erupcionar y cuando eso sucede, te dicen: 'Ves, ves el odio que tenés dentro' o 'Ay pero ¡¿por qué te ponés así?!. De ahí a volverte la mísmísima Violencia Rivas hay un centímetro pero el vampiro te quiere hundir así que te empuja ese centímetro que te falta para llegar a la locura.
Las frases hechas y fragmentitos baratos de libro de Osho salen de la boca del otro cual poeta recitando: 'tu ego no te deja ver', 'lo que te molesta de  mí es un reflejo de vos misma'. Y vos por dentro decís 'con quién carajo te estás juntando o a quién corno le robaste un libro de Osho'. La ira es inevitable pero siempre te juega en contra así que tenés que fruncir un rato el orto y bajar un cambio, por el bien de la discusión, por supuesto. Sin embargo, fruncir hasta los dedos del pie a veces no basta: 'estás rodeada de mala energía y estás vibrando en una frecuencia re fea, hablamos cuando se te pase', típico remate de vampiro que te quiere hacer explotar. Si alguien supera un final así, que me pase la receta. Por el momento mi respuesta a esta gente sigue siendo la misma: agarrame bien la flor de loto!