sábado, 4 de febrero de 2012


La importancia del título

Sobre el Doctor Morra, el dramatismo del parte médico y el humo



Sucede que cuando uno ‘vive’ mucho, escribe poco. O al menos a mi me pasa. Estuve de vacaciones o, mejor dicho, recordando las cosas que importan de verdad (me fui a acampar a San Luis y a Córdoba al literal medio de la montaña y reordené mi lista de prioridades, que, ruego, la ciudad me permita seguir manteniendo)
Tengo un año más y un montón por escribir. Sepan disculpar mi estreñimiento literario, entre tanto por contar se me hace una bola que no me deja organizar las ideas claramente.
Mi regreso a la ciudad en verdad se debió a la llegada de otro inesperado broncoespasmo (para inaugurar el 2012) que nos obligó a mi novio y a mí a volver a la ciudad para revisar mis curtidos bronquios.
Ya vueltos a la apestosa ciudad, visité un nuevo neumonólogo y me prometí obedecerle y hacerme los malditos estudios que siempre me pidieron y nunca antes había hecho: espirometría, radiografía de tórax y otros de rutina.
Efectivamente cursaba el climax de una fuerte bronquitis por lo que estuve por diez días poseída por corticoides, inhaladores y otra pastilla de gusto asqueroso. Cumplí las indicaciones de Morra (mi neumonólogo amigo) al pie de su ilegible letra y me hice toditos los estudios que me pidió.
Ayer, finalmente, volví a visitarlo con todos mis estudios en mano e intriga en rostro para que mi estimado doctor, con cara de médico a punto de diagnosticar un cáncer de pulmón, me diga:
.- “Mirá...(puntos muy suspensivos) estuve viendo tus estudios y si, tenés asma. Es genético y crónico y no se te va a ir nunca, lo único que podemos hacer es prevenir consecuencias severas y cuadros fuertes que puedan derivar en internación continuando el tratamiento de por vida…”

Tal cual. Eso mismo me dijo. A lo que yo, positivamente agregué:

.-“ Ah, entonces tengo que usar el cosito para inhalar todos los días y listo,eh? ”

Y el asintió.
Sin dudas a los médicos les gusta el drama. Qué loco cómo con un tono y una cara, lo que se dice puede adquirir tanto drama, no?
El doctor Morra debería tomar algunas de las clases de lingüística que Rogieri nos dicta en la facultad y aprender a moderar el tono de sus mensajes.
Por qué insisto en este punto? Porque darle un título a una enfermedad que me acecha desde que nací, además de meramente inútil y protocolar, me resulta burocrático o, en criollo, ‘mala leche’.
Todo bien con el slogan vinotorense de llamar a las cosas por su nombre pero a veces los títulos, más que abreviar, terminan por dramatizar (y sino pregúntenle a mi mamá que de seguro está prendiendo una vela en mi nombre)
Mi hermana (fana de Arjona)* no fue la excepción y me sugirió incluso ‘revisar’ mi círculo de amigos para, en lo posible, rodearme de aire más puro.

* La aclaración es harto necesaria. Sirve de gran referencia para entender su dramatismo

Claro que toda la situación me dio que pensar y terminé, como suelo hacer, por concluir (o re-considerar) varias cuestiones:

1) Si querés que algo adquiera extrema importancia, titulalo drásticamente

2) Apuesto a que el doctor Morra en su juventud no decía “moretón” sino “hematoma”

3) Arjona es insalubre

4) Extraño las clases de lingüística

5) Si tuviese que elegir un espacio sin humo, me quedo sin amigos

6) Qué tan eficiente es el Lysoform?

7) El Che Guevara también tenía asma y para curarse se fue a vivir a la sierra, y si hago lo mismo?

8) Google: famosos con asma (...)

Bueno, no todas mis ideas estaban estrechamente relacionadas con el tema pero surgieron igual.
Recibir mis 24 años con la novedad de que soy asmática es como pasar de estar ‘viéndote’ con alguien a pasar a estar en una relación: la misma mierda con otro nombre.

Adiós Gente! Respiren lindo!