miércoles, 28 de abril de 2010

La influencia de la novela mexicana y sus aplicaciones en las relaciones humanas. Parte I




De la hipersensibilidad femenina
Sobre el fichero mental y su pública exposición.



Retomando el post anterior y abarcando ahora la reacción femenina en la ruptura amorosa, proseguiré exponiendo mis andanzas y arrebatos.
Así como uno va a un cumpleaños y suele obtener (quiera o no) el souvenir de la fiestita, cada pareja nos deja, a modo de souvenir, un recuerdo, una cicatriz, un sellito vacuno o una grave secuela. Por cada maniquí que pasaste, en tu vida hubo un antes y un después. Como si fuese un graffiti de puerta de baño de esas YPFs en plena ruta descampada, deja constancia de quién cagó ahí: “Pachu te amo. Yo - la Vero, cagué acá, 1992" (cosa que nunca entenderé es si la Vero pretendería que Pachu viera esa mierda de men
saje o si lo haría por la nostalgia misma que le podría producir defecar en territorio desconocido y sin su gurrumín)
Claro está que en el grupo de amigas, la tendencia es alentarse entre sí a jamás rebajarse ante un
hombre. Justamente para eso están las amigas. Para ayudar a digerir esas ínfimas cosas que, sin pecar de infidelidad ni desamor, nos dejan con los pelos de punta durante toda una noche y van a juicio al día siguiente luego del veredicto tras la definitoria pregunta “como te fue anoche?” (con una inocente y ‘despreocupada’ sonrisita).
Si estamos hablando de un sujeto con facilidad de palabra y correcto uso gramatical, temporal, semántico y experto en empleo de géneros (diferenciación básica de amigo - amiga ), la prueba estará superada.
Si en cambio quien responde sos vos, sonsín, que acude al revoleo ocular, la excesiva onomatopeya y empleo de temerosos y aclarativos “oseas”, You are dead.
Porque es un hecho, hombrecito ingenuo que poco domina la linguística: para el 85% de las mujeres es una gran sospecha o incluso un delito que la hayas pasado muy bien, que te hayas agarrado ‘el’ pedo de tu vida y ni hablar si, habiendo declarado que tu salida fue un “cuelgue total” aparecen fotografías de la vieja chusma de Facebook en la que aparecés con un vaso (no importa si lleno de seven o vodka) y una leve sonrisa en la cara. Una sonrisa tuya en una foto en Facebook con comentarios salvajes y/o en código de los secuaces de tus amigos (luego de haber definido tu noche como un cuelgue), puede ser tan fatal como una portada de 'Paparazzi' con un gato en micro tanga.
Pasadas las preguntas incómodas de las salidas individuales en la pareja, tanto la mujer como el hombre guardan un registro exacto de lo que el otro declara (entiéndase por exacto: registro de tono, palabras empleadas, nombres de desconocidos/as, horarios, fechas y estados civiles)
Porque adhiriend
o a la trillada y confusa frase “yo perdono pero no olvido”, el fichero mental que luego pueda servir de soporte acusatorio, se cuida religiosamente; casi tanto como ese jean que te hace culo y por ende siempre debe estar listo para sea usado.
Es por eso, y aquí quería llegar, que llegados a la escena de la ruptura, la despechada (en este caso sólo porque hago referencia a la mujer, pero ambos lo hacen) abre su fichero que, llegada la guerra, tiene más fichas que el del Hospital Centenario.
Y ahí te quiero ver, Juanita Despechada. Ahí es cuando las feministas de tus amigas deberían estar para detenerte: en la colgada de ropitas al sol en la soga más extensa del mundo!
Vos la creías normalita e introvertida que te pensabas que, por cortarle en público, te ahorrabas LA escena? Ups. Pensaste mal. Pero ya es tarde. Está sucediendo, y…SÍ!, a quien todos están mirando es a Vos. Y por más que mentalmente estés prometiendo dejar la Play por semanas a cambio de que la tierra te trague y la función acabe, No- Va- A- Su Ce Der (o si en inglés te suena más dramático: that’s- not- going- to-happen!). La función comenzó y como todas sabemos, show must go on!
Hay otro casos extremos también que creo conveniente citar. Tengo una amiga (Elenita) que, como fiel ícono y exponente que es de la libertad de expresión femenina, corona el podio de lo que he dado por llamar “hipersensibilidad ma
ratónica”. Y permítanme explayarme en esta cuestión.
El término “maratónica” no fue elegido al azar. Mi amiga, en la vitalidad de sus 18 años, literalmente CORRIÓ a quien, por cuestiones de privacidad, hemos de apodar Dardito luego que el muy cretino decidiera abandonarla. Pero déjenme ser aún más específica. Elenita corrió a Dardito en plena tarde rosarina por nuestra querida peatonal Córdoba, desde calle San Martín hasta presidente Roca. Según mis cálculos y mis mil m
atemáticas rendidas, son 6 cuadras!
Sí, señores. Seis cu
adras en las que, al grito desesperado de “Dardito por favor no me dejes”, Elenita (sin censura alguna) corrió tras el muy cretino que, si algo tenía era estado físico, y eventualmente logró escapar.





(Para aquellos sorprendidos que luego me contactan para preguntarme si las historias son verídicas)

lunes, 26 de abril de 2010



La influencia de la novela mexicana y sus aplicaciones en las relaciones humanas



De la insensibilidad masculina en la pubertad y la escena en la puerta de su casa.

(Sólo la introducción)


Todos, sin excepción, nos mandamos alguna que nos juramos e hicimos a otros jurar que llevaríamos a la tumba por la cantidad de contenido circense- amarillista.

Estoy segura y vengo comprobando que hasta el más heavy, cabeza, cara de malo, machista y creído admite haber tenido el protagónico de algún que otro drama mexicano.

Dicen que el amor es ciego. No me opongo pero sugiero otra cuestión. Si hay algo que realmente nos enceguece más que el amor puro, es la idea de que nos quieran dejar.

Es casi imposible. Por mas modestos y humildes que nos creamos, hay dentro nuestro un/a loc@ de mierda que nos hace creernos perfectos e ideales para el otro. Es por eso que terminamos creyendo que quien quiere dejarnos esta siendo víctima de un mal acomodamiento lunar, un giro planetario erróneo e inesperado o de un movimiento sísmico que accidentalmente revolvió las ideas en su cabeza y lo/a está haciendo alucinar con ideas absurdas.

Y claaro. Como no queremos que cometa la tragedia de dejarnos, nos vemos obligados a hacerles ver la realidad cueste lo que cueste: nos aman y somos perfectos para ellos, ¿acaso hay razón alguna para dejarnos? Claro que no!

Es ahí que, cual tigresa en celo, nos lanzamos al abismo del acto desesperado con tal de que la tragedia de la ruptura no suceda. He aquí mi propio análisis.

En la estupidez e inocencia de mis 13 años estuve enamorada de Juancito. Pero Juancito no me daba ni bola. Juancito moría por Eliana. Eliana tenía tetas y violaba el reglamento escolar de la vestimenta (vestía la pollerita mas corta del planeta mientras que yo la mantenía por la rodilla o quizás más larga, como especificaba el reglamento y el sermón materno)

Después de larguísimos recreos de popa-mancha, popa-televisión y ladrón y poli y, principalmente, luego de que Eliana pasó a las ligas mayores (chicos de 17 o más) Juan decidió darme bola.

Fue a fin de año y duró casi todo un verano. Mi amiga Mara hizo un pacto con él de que ella estaría con su amigo si me encaraba a mí. Así nació la esencia de nuestro amor.

Nos dábamos casi 3 piquitos por día en el predio del Club Provincial al que yo iba en aquella época. Pasó todo Diciembre, pasaron mil cartas mías y pasaron un par de llamados telefónicos de él hasta que los malditos de mis papás tuvieron la terrible e inhumana idea de irnos de vacaciones a un lugar paradisiaco en Brasil con vuelo incluído. Qué oportunos, no?

Vuelta en Rosario, luego de 15 fantásticos días de sol y paraíso brasilero en los cuales no hice otra cosa mas que sufrir y pensar en él, me decidí a darle la sopresa de entregarle mis bombones Garoto y carta de amor, en la comodidad de su casa!


….


No recuerdo al día de hoy, otra tocada de timbre más desesperada en mi vida.

Resultó ser que, a pesar de mi calcita azul quasi culotte que me compre en el viaje para mimetizarme con las negras culonas, el muy cretino decidió jamás abrir la puerta.

Lo que es peor aún es que, por el agujerito, se lo veía a Juancito riéndose y viendo tele con la hermana. Y lo más patético aún fue lo sucedido posteriormente.

(No quiero narrar la parte en que toque timbre unas 12 veces gritando su nombre, golpeando y pateando la puerta a la vez a lo baterista punk. No, esa parte me parece un detalle)

Pasada media hora en su puerta, creí conveniente una segunda opción: irme.

Y así fue, pero no sin antes tirarle por abajo el diario de viaje que le habia hecho, detallando cuánto más lo extrañaba día por día en Brasil.

Al otro día Juancito me llamó por teléfono para comentarme que había decidido que fuésemos amigos y que no tenía problema alguno en que yo divulgara por ahí que yo fui quien lo dejó. Todo un caballero.

Con este antecedente y a tan temprana edad, mis concepciones del amor y las relaciones parecían haber madurado…. cuán errada estaba!


Pasado un Juan, llegó otro. Más lindo, más alto, más músico, más loco y más punk-rocker. Juan era todo lo que yo tenía que tener y yo era lo mejor que podría haberse pensado para él. O al menos eso aseguraba yo en mi cabecita de enamorada.

Pasados unos meses, y sin predicción ni explicación alguna, Juan decidió cortarme.

Cómo describirlo?

Sintió ud alguna vez un camión de transporte de ganado pasarle por encima? Tal cual! Así me sentí yo.

Y lo único que cruzó por mi mente en ese momento fue venganza.

“Me vas a dejar hijo de re mil p#@t!?!?! Vas a morir con la carga de conciencia y te vas a arrepentir hasta el último día de tu vida”

No me importó en lo mas mínimo que mi ex suegro durmiera plácidamente la siesta, me largué a llorar a moco, baba y rimmel corrido suelto, sin parar ni para respirar.

Juan, preocupado por la relación con su padre y para mantener la armonía del hogar, me invitó a salir a llorar afuera, para evitar el ruido y espectáculo, claro.

Fue así como desplazándome de alguna forma y con sus brazos de por medio, literalmente me fui a llorar afuera mientras él esclarecía la situación con su papá que, si mal no recuerdo, comenzó a indagarlo por tanto llanto barato en el hogar.

Ahí estaba yo. En el escaloncito de la puerta de la casa de Juan, con la cara roja, la nariz flojita y los ojos hinchados como un boxeador de tanto llorar.

Mientras esperaba a que él saliera para seguir hablando (en otras palabras, explicarme los beneficios de estar sin mí), pensé en irme a la casa de mi amiga Nadine que vivía en la esquina y así evitar la calle y la mirada chusma de la gente que pasaba. Pero claro, las ideas coherentes en momentos como esos, son ideas de mierda y no sirven. Lo que servía en ese momento era no parar de llorar para que Juan viera como sufría yo sin él.

Esperé otros 20 minutos y como no tuve novedades de él, decidí subirme a mi auto que estaba estacionado ahí en la puerta y ponerme a escuchar mi compilado para el suicidio para intensificar la escena.

Las canciones pasaban, mis lágrimas se iban calmando pero Juan seguía no apareciendo. Preocupadísima de que se me iban parando las ganas de llorar, pensé otras opciones como hacerme la desmayada, que me pisara un auto o inventar un robo para llamar su atención y sus ganas de cuidarme que tan bien le salía. Por suerte descarté todas las opciones cuando ví que la manija de la puerta se movía y Juan venía al auto conmigo porque, seguramente, se habría arrepentido. Con mi más conmovedor puchero, lo miré y mientras se arrimaba al auto, le bajé la ventanilla.


Juan:- Mane, tenés acá mi mp3? Me lo devolvés?


Y en un instante pensé diez mil opciones entre las cuales estaban: romperle el artefacto en la cara o en su cara, tirárselo a la calle o decapitarlo con la ventanilla.

Pero como gran patética y bienaventurada que soy, opté por abrir la guantera y entregárselo con un cálido y amable “ay si, acá lo tengo” de por medio. A lo que él respondió dándose la vuelta y entrando nuevamente a su infierno de hogar.

Paralizada por el hecho, me replanteé el sentido de mi vida y tuve que bajar del auto a espiar por el vidrio de su puerta y corrobar si lo que veía era cierto. Podría Juan, segundos luego de dejarme, estar jugando en la compu?

Si…lo estaba, con patita en el escritorio y todo!



To be continued...

viernes, 23 de abril de 2010


Qué niiinda manito que tengooooo Cho!


De las confesiones y los placeres
a mano.


Muchas veces tuve que presenciar conversaciones en grupos o reuniones que siempre terminan hablando de lo mismo:
sexo.
Y siempre que el grupo es mixto parecerían formarse subgrupos en los cuales
chocan sus cincos los fans y groupies del 69', los que usan lencería erótica, los que lo hacen así, los que lo hacen asá y así en muchísimos otros rangos clasificativos. De paso, si en el grupo hay uno/a al/a que le tenés todas las ganas te viene al pelo porque usas la charla de curriculum wild para que te conozca mejor y, con ayuda de acotaciones de tus amigos, resaltás tus dotes de gauchita o bestia sexual, en el caso de ellos. Toda una táctica.
No tengo problemas en eso. Por lo general me va bien. O al menos las caras de los hombres que han escuchado mis más íntimos detalles, buchoneados por mi misma o mis amigas, no pusieron cara de
no-te-tocaría-ni-con-un-palo-después-de-lo-que-dijeron-de-vos.
Pero el asunto se me complica llegada la hora del jueguito solitario... Y no es por hacerme la "ay yo nunca" porque no soy así. A la hora de prestar declaración siempre resulto la única que dice "No".
Es que, honestamente, encuentro absurda la idea de jugar sola habiendo tanta variedad de juegos para hacer de a dos. Mi idea del placer sexual tiene dos jugadores y por más que ya miré "
Alessandra la sessóloga" y consulté artículos, mi idea general no se ha modificado.
Tampoco quiero mostrar una excesiva preocupación por el tema porque realmente no me ha traído complicaciones ni me quita el sueño.
Pero resulta que hoy encontré la tarjetita de Flavio, mi ex psicólogo, en una billetera vieja de Mickey y me puse a recordar mis sesiones con él. Gracias a Buddha esos días ya son pasado. De todo modos no pretendo subestimar ni mucho menos desacreditar las explicaciones y consejos de Flavio que, más de una vez, solucionaron mis días.
Recordé que, en algún momento, el jueguito solitario ya había sido tópico invitado en alguna que otra sesión y todavía hoy me acuerdo lo que me dijo al respecto.


Flavio:- No siempre el contacto directo en la zona sexual es la forma de masturbarse, cada uno tiene su manera, de eso ni hablar... Vos... por ejemplo, me decías que no podés salir de bañarte y cambiarte sin antes ponerte crema en las piernas, no es así?
Yo:. Ajá...
Flavio:. Bueno, eso, aunque no paresca, es tu forma personal de auto-consolarte !
(que horror esta palabra Auto-Consuelo)
Yo:- Aaaahh....se...es verdad, no lo había pensado así.... Y si, puede ser ... porque a mi me encanta ponerme crema aparte...
Flavio:. Claro...ahí tenés....


Y si, recuerdo que me lo dijo cual descubrimiento y hallazgo que cambiaría mi vida sexual por el resto de mis días.
Yo, en mi afán de sentirme normalita , me aferré a esa deducción de Flavio creyendo poder combatir cualquier debate sexual en lo que a masturbacion refiriéra, total a esto no lo estaba suponiendo yo, me lo dijo el psicólogo, man!
Aún así, pasados los años, pisados los potes de crema y haciendo el esfuerzo necesario logré excavar un pozo que antes no había excavado (no se anticipen al chiste fácil que no es lo que parece) Fui a la raíz primerísima del problema....


Sí... Cristina... Maaamá!


En una mañanita de mates y a solas se nos dio por hacer un collage dialogado de momentos graciosos, patéticos y paupérrimos de mi niñez en los que nos profundizamos sobre el tema educación sexual.
Mate va, mate viene y finalmente obtuve la pieza del rompe cabezas que me faltaba.
Partiendo del hecho que mi educación sexual fue resuelta poniendo el video "¿De dónde venimos?" y por respuestas nefastas y poco explicativas de mi madre, ella me ayudó a rememorar un viejo diálogo.

yo:- má, que es un masturbarse?
mama :- marianela, para qué tenés el diccionario? (evasive-style)
yo:- oh...

......... (inocentemente a mi pieza a sacar del estante el Larousse ilustrado de 200 kilos)

mama:- y? lo buscaste? entendiste?
yo:- see...cuando te pica la chochi no es?
mamá:- (....) qué mierda buscaste?!
yo:- Masturbación... pasa que el verbo no estaba....
mamá:- Bueno.... mmsi... algo así... Pero te rascas como con placer, entendés?
yo:-... Aaah...claro....

Y mirándome la braguetita de mi jogging azul la vuelvo a mirar y le digo...

yo:- Mirá (rascándome la braguetita del pantalón casi como rasgueando una guitarra) Así me estoy masturbando eh?

mamá:- ....



Todos los caminos conducen a Roma. Todas las charlas entre hombres y mujeres conducen al tema Sexo. Todos nuestros conflictos sexuales nos vuelven a nuestros padres.






http://www.youtube.com/watch?v=wKyN9oYaV8s

(El siempre comentado, Muñeca System)



jueves, 22 de abril de 2010

Hiperbolistas.
De la hipérbole, los extremos y sus derivados.



A modo de introducción y dedicado a los extremistas:

NO HAY PREMIO NI RECOMPENSA AL MAS MÁS O AL MENOS MENOS.

Porque siempre, sin excepción, estuvo y seguirá estando en una reunión aquel o aquella pobresito/a cuya experiencia de vida fue mil veces peor que la tuya ( si estás contando algo triste) o diez mil veces mejor ( si estas contando algo genial)
Llamaremos a estas persona "Hiperbolistas", supuestos expertos en el manejo de la hipérbole.

[Hipérbole = del griego ὑπερβολή (exceso), es una Figura Retórica consistente en una alteración exagerada e intencional de la realidad que se quiere representar]

El hiperbolista tiene una marcada tendencia a liderar grupos por imposición y resignacion del
resto, dicho en criollo:
dirigir la batuta porque si lo contradicen, agarrate Catalina!
Por lo general estamos hablando de personas que vienen de infancias traumáticas o de padres ausentes. Sus anécdotas tienen que ser siempre las que sobresalgan y queden resonando en las cabezas de todos los presentes a fin de que ninguno de ellos lo olviden.
Hete aquí el temor del hiperbolista: pasar por desapercibido.
La mayoría de las veces los interlocutores no logran detectar a estos sujetos a menos que sus exageradas acotaciones se repitan más de 3 veces consecutivamente. En el supuesto caso en que un hiperbolista es detectado y/o burlado por el resto, éste, se inquieta e inmediatamente querrá sustentar lo que dice. Veamos el ejemplo:

Víctima:- En serio TAMBIEN te pasó eso??

Hiperbolista:- Siiii, te juro, estábamos con el Pachi y el camión choco la mini cooper. El conductor del camión salió volando y cayó adelante la moto que ibamos nosotros.

Víctima:- Ah, si?! No me digas! Viste la escena del robo,al camionero huyendo con la plata y encima viste al ladrón cayendo delante tuyo? Me parece que estabas viendo una peli eh...

Hipebolista:- Eeeh... Juana. Te pensas que te voy a mentir con algo así?

Víctima:- No, no sé. Digo nomás... parece increíble.

Hiperbolista:- Bueeno loco, al final no se te puede contar nada. No me crees? Para que ya mismo lo llamo al Pachi y le preguntas querés? Que cosa chee...

....

Como decíamos, el hiperbolista es Zapata (si no la gana la empata). Es decir, si no capta la atención de su público en su totalidad, al menos querrá dejar constancia de que sus palabras sos 100% fiables y de buena fuente. Pero muy dentro suyo sabe perfectamente que nadie va a ceder a hablar con ningún
Pachi para corrobar lo antes comentado, es un trámite y estamos cansados de la burocracia y las constancias.
De eso modo, su público ya resignado, decide hacerle oído sordo y sonrisa falsa a todo comentario que el hiperbolista emita.
Bajo sospecha e incluso sabiendo que lo que el sujeto dice es una nefasta habladuría, el resto ya entra en otra dimensión, nueva y completamente convencional. Comienzan a revolearse los ojos entre sí, se reparten pequeños susurros cómplices y se pronuncian falsas reacciones de sorpresa: "no me digas!", "nooo, que loco lo que te pasó"
Y es así como el hiperbolista, sin perder su actitud pero re que te humillado por dentro, inventa un compromiso, un dolor o una llamada y decide retirarse.
Cadena Perpetua ya les dedicó un tema que, por cierto, está bárbaro.
Usted no le preste su oído. Porque siempre habrá alguien más mejor o más peor que Usted. Y cuidado con lo que predica: el pez por la boca muere! Si un hiperbolista lo encuentra querrá hundirlo en las tinieblas.

Inocente:- Naaa, yo curtía la onda punk cuando era chico viste...escuchaba
los pistols y me hacia la cresta, cosas de la edad , viste?

Hiperbolista:- Vos te crees punk por haber hecho eso? Ppfff, no me hagas reir! Yo dormía en la plaza, tomaba vino de cajita y fumaba puchos del suelo, gil! Y cuando podía cocinar, rebozaba las milanesas en punk rallado...jaa!



Queda comprobado. El colador es mas que necesario. Filtre la información! Expulse el excedente! No se contamine ni se deje engañar!



http://www.youtube.com/watch?v=f9n1FJQ6GY8&feature=related






El eterno mientras tanto

Fuente Mollypedia:
* Dícese del entre tiempo entre una acción y otra, el durante paralelo de una acitividad aparte.
* Consuelo temporario de muchos al no concretar un fin deseado (Me gusta Osvaldo, mientras tanto me consuelo con Martinsito)

Y no me digas que nunca te sucedió. Ese mientras tanto que acabo siendo eterno. Ese "lo agarro a Cacho un rato para darle celos a Jaime" y al final termina resultando que Cacho tenía un cacho de nuerona más que Jaime.Es que esto viene de antes, claro. Y si de culpar a alguien se trata, hacele un ring a Freud que en un sms te escribe : "Fue tu madre!".
Y claro, eso me ha sucedido. Yo de pequeña no era así, no y no. De chiquita, yo te prendía la hornalla, ponía la pava y hasta que no hervía el agua no me movía de ahí al lado. No me preguntes que hacía exactamente, pero en tales momentos parecía no haber otra cosa más importante ni de mayor urgencia que esperar pacientemente el temblorsito de la pava previo a hervir (hasta te digo que el agua quedaba mas rica) Pero mi mamá es 8 en numerología y dicen por ahí que son gente autoritaria.Ella nunca toleró mi aparente estabilidad y control de la ansiedad y se ve que, de ansiosa y envidiosa que era, me retaba si las cosas se hacían de una por vez. "
Dejame a Mí Marianela que vos tenes un fríiiio en el alma, inútil! "
Y así, tal cual, estirando la "i" del fríiiiio (insulto que jamás terminé de entender porque el frio en el alma a mi me refiere a una persona sin sentimientos y no a una mocosita de 10 años que es lenta en los quehaceres del hogar) me daba el sermón de que en la vida hay que ser proactivos y me enseñaba cómo ella, expertamente, se ahorraba 2 valiosísimos minutos preparando las tazas con sus respectivos platitos y cucharas haciendo juego antes que el agua hirviera.
Con el fin de conservar mi integridad psíquica me adapté y me terminó moldeando a su manera en lo que refiere a
multitasking. Tanto que, incluso hoy en día, te camino una cuadra de las de Pellegrini (que son bien largas) en menos de un minuto si quiero, y mientras tanto hablo por celu, me como un chicle y saludo al canillita de la cuadra.
Y volviendo a la pava. Ya no solo evitamos la hornalla y coronamos el microondas sino que, en un cálculo minucioso de minutos (yo cuando uso el microondas pongo numeros impares), antes de que el
"piiip piiip piip" te avise que tu agua ya fue mágicamente calentada por unas ondas galácticas,todo el set de merienda o desayuno ya está más que listo.
Hoy si caliento agua en el micro, calculo el tiempo, preparo la taza, le pongo el azúcar de ante mano y hasta invento juegos mentales de velocidad y multitareas"Bueno, puse la taza 1:39, osea que en ese minuto tengo tiempo de ir hasta la compu, ver en qúe foto me etiquetaron, putear al responsable y volver antes que suene" Y te digo que incluso supero esa cantidad de tareas.
En ese lapso de tiempo, corrí a mi pc, vi la foto, putié a quien la publicó, me desetiqueté, vi la foto de la actual de mi ex y hasta me di el lujo de compartir con mi amiga Lupita lo fea que es y la música de mierda que escucha. Luego corrí (si, saltando los dos escalones de entrada a mi pieza cual caballo de equitación) hasta la cocina y en una cuestión de segundos, el
piiip se hizo presente: "gané!! "
Y aquí me tienen, alegorando al
mientras tanto que mi madre me enseñó a nunca desaprovechar.