jueves, 19 de julio de 2012

Estrategias para negar la autoría de un pedo

El género escatológico sin duda ha despertado el interés de muchos de los lectores regulares de este blog quienes pasan a chusmear si escribí algun otro texto de mierda. 

  No me centraré esta vez en alguna anécdota sino que, basada en mi experiencia, les prestaré algunos tips que creo muy útiles tanto a la hora de negar como  de dar a conocer al autor del pedo.
 
Primero que todo, entendamos que en el 90% de los casos, estos hechos son involuntarios -por más que su autor pueda alegrarse si en el momento se encuentra una persona de su desagrado (si, hay pedos con dedicatoria)- lo cual no quita ni disminuye en absoluto la molestia o ira del otro alli presente.

'Mas vale perder un amigo que hacer explotar el estómago', me dijo mi pediatra  una vez cuando, siendo muy chiquita, escandalicé a mi familia  por un fuerte dolor de panza cuyo diagnóstico pasó de ser 'apendicitis' a 'pedo atravesado'. No crean que de ahí en más me convertí en una descarada y pedorra mujer sino que, dado un cierto de grado de confianza con quien esté presente, desarrollé habilidades para huir velozmente a un baño o rincón discreto y oportuno para dejarlo ser.
En mi familia este tema está tan familiarizado y despojado de carga negativa que es común hablar de ello e incluso reirnos de quienes lo toman como algo totalmente tabú.
Mi novio, por otro lado, es un caso extremo. El no sólo desconoce o, a veces, desestima el 'valor' de los modales sino que suele expresar su desprecio por ellos diciendo que son una boludes, por lo que no los larga sólo  por extrema urgencia sino que disfruta también de invocarlos. Y es esta una diferencia muy grande porque, como expliqué renglones arriba, en la mayoría de los casos, éstos se consideran accidentes o hechos que no pueden evitarse pero él, por más lejano que se encuentren, se toma el tiempo y dedicación de acercarlos.
Es por este motivo que en complicadas ocasiones digestivas, suele molestarme mucho que se los tire en mi presencia (y creo necesario aclarar que sufre trastornos gástricos más seguido de lo que imaginan) Y, notando que esto empieza a molestarme, esporádicamente niega haberlos producido con patéticas estrategias que lo hunden aún más (compréndase por patéticas estrategias: culpar a la mascota que más cercana se encuentre, fingir haber pisado caca, jurar que viene de otro lado, etc) y me permiten  perfeccionarme en su detección.
Ciertamente la estrategia dependerá siempre de la situación en la que uno se encuentre y usted deberá ser lo suficientemente hábil para estimar -o subestimar- la astucia del otro en su plan.
Si puede predecir el arribo del pedo y garantizar que será uno de esos 'puro ruido' entonces usted cuenta con una gran ventaja ya que, calculando finamente el momento en que éste llegue, puede desviar o iniciar una conversación con una gran carcajada o exclamación seguida de un lógico relato que lo respalde.
Ahora bien, si se trata de uno cálido y suave que recorre lisamente toda su entrepierna, prepárese para huir velozmente con una grandiosa excusa o, si tiene la suerte de estar en un tumulto, descuídese pero sea el primero en 'detectarlo' haciendo comentarios repulsivos acerca de ello tales como:
- 'Por Dios alguien acaba de re cagarse' (si se encuentra con gente de su entorno y plena confianza) o
-"Uy, parece que alguien no esta muy bien de la panza' (si pretende sonar menos guarro)
U otros comentarios de similar significado. 
Si está con usted algún amigo de confianza o hazmereir público (esas personas que son siempre tomadas de punto) utilícela recriminándole haber sido el culpable o inventádole un trastorno gástrico por algo recientemente ingerido.
Si, por otro lado, está usted padeciendo alguna que otra dolencia estomacal y se sabe victima de flatulencias intermitentes y se ve obligado a estar rodeado de otros, cuide muy bien su postura al sentarse. Cuando son ruidosos, una mala postura de los isquiones (huesos de la cola) en la silla puede crear un efecto trompeta acentuando su estruendo. Trate de posicionarse como los médicos no lo recomiendan, es decir, con la espalda curva y como sacando pelvis. De este modo, anulará la sonoridad del pedo (o al menos evitará que aumente).
Otra cosa que no debe olvidarse, si se trata de uno de esos pedos 'al paso' (mientras va caminando, por ejemplo) es que éstos suelen encariñarse con uno por lo que tratarán siempre de seguirlo a donde vaya. Por eso, antes de detenerse, asegúrese de haber caminado lo necesario para que su aroma se haya fundido con el del ambiente. 
Espero haberles sido útil con estos consejos y sugerencias tanto para evadir como para reconocer al autor del pedo de turno.
Hasta pronto!








Lo grandioso de la letra chica

Se encontraron una tarde, el 0.1% de las probabilidades de embarazo de los preservativos con el 0.1% de los bacterias y hongos que los desinfectantes no elimina.
Se quitaron sus sobretodos impermeables de desgracia , se miraron cortito y se sonrieron, como cuando uno se alegra de encontrarse con otro que tiene algo en común y que nadie más  tiene ni entiende.
Compartieron anécdotas y se rieron de alguna que otra víctima pero más se lamentaron de muchos otros casos en los que no pudieron actuar aún sabiendo que su intervención pudo haber enseñado una gran lección.
No les molestaba sentirse marginados y rechazados por la mayoría sino que, por el contrario, aceptaban gustosos el desafío de ser malvistos por el resto porque sabían que tarde o temprano (o quizás nunca concientemente) les agradecerían haber aparecido. 
Lo improbable e inesperado suele llevar un sobretodo o disfraz de desgracia pero todo eso que no se quiere que suceda (pero igual pasa) está siempre ahí queriendo decir algo. Queda en uno seguir dramatizando tragedias o aprender a leer la letra chica. Y uno somos todos.


miércoles, 18 de julio de 2012

BAJO TIERRA SOCIAL BELIEVES



Me pregunté, con mucha fuerza me pregunté, cuán enterradas en la conciencia colectiva están  esas ideas de que cuanto más trabajes, mejor persona serás; cuanto más consientas a tus hijos, mejor padre te volverás y otras barbaridades que, de tanto cuestionarme, me vi, de pronto, a metros de profundidad bajo tierra, cayendo por un túnel que parecía no tener fin.
Allí abajo me encontré con viejos familiares y amigos que me recibieron con un gran banquete de bienvenida al creer que por fin comulgaría con ellos  y sus arraigadas creencias morales.
A la salida me cobraron la comida y dos multas, una por disturbio en propiedad privada y otra por haber bajado tanto sin arnés reglamentario.

sábado, 14 de julio de 2012

Posiciones (fragmento de adelanto)


Las manos, hasta la plaza, no podían encontrarse.
Una vez en la plaza ,la escena nos encontraba en un banco. Guardábamos unos treinta centímetros de distancia que se iban achicando mientras hablábamos de temas que nos servían de excusas para reir fuerte y simular que el acercamiento entre ambos era una casual consecuencia de lo corporales y movedizas que se volvían las risas. La tomada de mano le seguía, aunque no espontáneamente. Pero yo ya lo sabía y  no me importaba demasiado. Me divertían nuestras pequeñas rutinas y, dentro de ellas, nuestras rebuscadas posiciones sofisticadamente disfrazadas de casuales.