viernes, 10 de junio de 2016

Mientrastantistas (o meanwhilers)



A nosotrxs nos seduce la previa, lo que viene primero, lo impulsivo. No llegamos a ver la peli porque nos perdemos en un loop interminable de trailers que se traduce luego en una lista infinita de marcadores que nos prometemos revisar más tarde, a veces respetando un orden de prioridad. Somos impuntuales porque el mientras tanto nos retrasa, porque la playlist de cuatro canciones para bañarnos y tres para elegir la ropa se extiende por la intuición cada vez más afilada en las sugerencias de YouTube que se abusa de nuestra debilidad. 
Leemos los comentarios antes de ver el capítulo. Con temor y el índice en la ruedita del mouse siempre listo para huir si presentimos un spoiler, por el sólo hecho de correr el riesgo. Abrimos nuevas pestañas para ir viendo otra cosa mientras aquello se carga. Recordamos, cada tanto, nuestra humanidad cuando natura llama y en lo que pareciera un intento por callarla, posponemos el trámite (casi en tono de reproche por pretender interrumpirnos)  o ideamos un plan en cuestión de segundos que hace coincidir una pava en el fuego y un tupper en el microondas mientras un número uno -o dos-  nos tiene escuchando mensajes de audio en el baño. 
Para nosotrxs, hervir legumbres significa hacer mandados cortos. Para el almacenero, somos lxs estudiantes de departamento que bajan en pantuflas y piden “el más económico que tengas” que evita el discurso de las opciones y posible búsqueda interminable de precios en alguna carpeta oficio tachada o borroneada de tanta inflación. 
Renderizar, para lxs que editamos, equivale a un pucho en el parque, un sacar el perro a hacer pis y visitar a ese amigx que tenemos medio olvidadx y nos queda de paso a comprar ese “coso” que venden en la ferretería para arreglar la cadena del baño o frenar el chiflete que se cuela por la ventana.

En ocasiones, somxs lxs que todavía no se recibieron o no planean hacerlo porque los cursos, viajes y experiencias meanwhile nos volvieron ajenxs al nido o conquistaron con lo novedoso y espontáneo. 
Hijxs del multitasking, queremos estar en todos lados pero rara vez estamos realmente en uno. Queremos y podemos escucharte pero necesitamos anotar esto que se nos acaba de ocurrir para usarlo después, sin por ello interrumpir la historia que estás contando. Pero inquietxs, desprolijxs y desordenadxs, lamentamos cada cola de nunca rapi-pago o sala de espera sin libro a mano. Y ahí, cuando no hay wifi y en cambio nos aturde un súbito silencio, soltamos ese discurso o charla que nos debemos y paranoiqueamos al descubrir una cámara que acaba de grabarnos hablando solos. 
Si pasamos por una calle distinta y descubrimos una gráfica por demás repudiable que pide a gritos nuestra intervención y en el bolso una Bic que apenas escribe aún así bosqueja la ira, nos amenazamos: “Nunca más vuelve pasarme”. Es así que la mochila  -además de impuestos, biromes, forros, monedas y anotadores- suma libros, cinta scotch y fibrones: por si pinta revolución.

Ahora recuerdo porque decidí llamar Eterno mientras tanto a este rincón virtual, mi siempre mochila de amateur.


No hay comentarios:

Publicar un comentario